La alimentación de la madre durante la lactancia debe seguir una dieta variada, equilibrada y suplementada en alrededor de 500 calorías que es lo que se pierde a través de la leche.
La verdura, la fruta (sobre todo su piel) y los cereales integrales son ricos en fibra, que previene el estreñimiento.
Además, puede ser probable que el ginecólogo recomiende algún preparado de vitaminas y especialmente hierro, que, por descontado, no afectarán al bebé.
Es preciso tener en cuenta que la salud se resentirá si intenta perder peso mientras está criando al pecho, particularmente durante los primeros meses.
Por último es conveniente aclarar ciertas falsas creencias respecto a la alimentación en esta etapa:
- No hay alimentos que incrementen la producción de leche, como por ejemplo la cerveza, de hecho el abuso en el consumo de alcohol puede llegar a afectar el desarrollo psicomotor del bebé.
- Tampoco la ingesta de más agua ayuda a una mayor producción de leche materna.
- Ningún alimento flatulento, como las alubias o los garbanzos (ni tampoco las burbujas de las bebidas) pueden causar la menor molestia al bebé, pues los gases se producen exclusivamente con la digestión de esos alimentos en el intestino materno y, desde luego, en ningún caso alcanzan su leche.
- Los espárragos, el apio, las alcachofas, las coles, las cebollas, los ajos y muchas especias sólo dan su sabor a la leche de forma apreciable si se abusa de ellos. Pueden consumirse con moderación.