Quedan ya bastante lejos los inicios de la fitoterapia y también sus comienzos aplicados a la atención farmacéutica en la oficina de farmacia. No eran muchas las farmacias que ofrecían una alternativa natural para el bienestar de la población, ya fuera a través de semillas, frutos, sumidades, hojas… casi siempre a través de infusiones, tisanas… en una práctica casi siempre asociada a herbolarios.

Mucho más extendida entre las farmacias ha estado el empleo de plantas medicinales a través de fitoconcentrados de una determinada planta medicinal usadas para paliar pequeños trastornos fisiológicos.

En la actualidad, este concepto ha evolucionado de manera considerable y los laboratorios punteros en fitoterapia han desarrollado una amplia gama de productos, fruto de completos procesos de investigación y desarrollo y hoy en día no es raro encontrar remedios compuestos por extractos liofilizados de distintas plantas que combinan sus efectos terapéuticos para lograr no sólo resolver aquellos pequeños trastornos fisiológicos o como complemento para aliviar determinados síntomas sino también como prevención para un buen funcionamiento del organismo.