Llegadas estas fiestas, todas y todos queremos resaltar, estar guapos y que nos lo digan.
Pues vamos a ponernos manos a la obra, ¡Vamos a estar guapas estas Navidades!

Tenemos que comenzar preparando nuestra piel, es vital tenerla limpia. La higiene diaria es muy importante, puedes utilizar grandes marcas de cremas pero si tu piel no esta limpia no se consiguen los resultados que nos interesan.
El rostro deberíamos de limpiarlo con productos adecuados a nuestro tipo de piel:
•    En el caso de pieles grasas o mixtas un buen gel o espuma que no de más grasa.•    En el caso de pieles secas con leches y tónicos o bien agua micelar que nos ahorra tiempo pero con resultados positivos.
Como complemento a esta limpieza diaria sería recomendable hacerse una mascarilla exfoliante para eliminar todas las impurezas de tiempo atrás.

Es fundamental concienciar a la población de los efectos dañinos del sol y no olvidar que la piel tiene memoria y que las quemaduras solares suponen una merma paulativa de la salud de nuestra piel.

Desde el papel asistencial de la oficina de farmacia, una de nuestras principales funciones es la prevención. En el caso de la protección solar es fundamental. La confianza y cercanía de la que disponemos en las farmacias nos hace un eslabón fundamental en la educación sanitaria de la población sobre cómo hay que protegerse frente al sol y las consecuencias de una exposición al sol inadecuada.

A pesar de ello, son muy habituales las consultas en la farmacia para el tratamiento de las quemaduras solares, debido a una deficiente o en algunos casos inexistente protección frente al sol.

Llega el verano, cambiamos de zapatos, nos salen  las temidas ampollas y surge el eterno dilema, ¿explotar o no? Trataremos de dar un poco de luz para todas esas consultas que nos llegan a la farmacia al respecto.

No vamos a entrar a describir en qué consiste este tipo de lesión y por qué se produce, sino en cuál es el tratamiento más adecuado para las ampollas.
Los dos tratamientos tradicionalmente conocidos para curar esta patología, son el pasivo y el activo, a continuación pasaremos a describir cada uno de ellos, pero queremos dejar muy claro que la creencia general de que no es conveniente explotar las ampollas no es acertada, de hecho es el tratamiento que recomiendan los dermatólogos, eso sí siguiendo una serie de indicaciones.
El primero de los tratamientos es el pasivo, que se basa en aplicar apósitos específicos sobre la ampolla, que por facilita que se seque y vacíe su líquido. Es un método de curación más lento y molesto pues la ampolla molesta hasta su total curación.

El tratamiento más recomendado es el activo, que consiste en  pinchar la ampolla para vaciar el líquido producido, de la siguiente manera: